El tesoro de San Marcos reúne los objetos litúrgicos de valor usados en las celebraciones en la Basílica de San Marcos, capilla de los Dux venecianos. Reúne antigüedades, productos de alta orfebrería, platería, piedras preciosas, vidrios trabajados y pintados: cuanto más refinados hayan sido elaborados para las Iglesias de Constantinopla y cuantos objetos más valiosos hayan sabido crear los orfebres venecianos para la gloria del estado veneciano y de San Marcos.
El tesoro de la Basílica se conserva en habitaciones antiguas entre la iglesia y el Palacio Ducal, al cual se accede a través de una puerta del transepto meridional adornada con un mosaico del siglo XIII. El pequeño vestíbulo lleva, a la izquierda, al santuario y, a la derecha, al verdadero tesoro. En el santuario se ha reunido, en ocho nichos en las paredes, numerosas vitrinas valiosas que contienen reliquias de santos procedentes de Constantinopla y de Tierra Santa. Dan testimonio de la devoción y, especialmente, de la riqueza del mercado de las reliquias en el Medioevo, del cual los venecianos fueron protagonistas indiscutibles.
El Tesoro está compuesto por un conjunto de 283 objetos fabricados con materiales preciosos. El centro más antiguo está formado por aquello que queda del botín sustraído por los venecianos a Constantinopla entre 1204 y 1261.
El Tesoro se compone mayormente de cálices litúrgicos, copas y patenas. Son numerosas las piedras duras montadas sobre orfebrerías esmaltadas bizantinas. Además, existen íconos, vasos de vidrio y piedra dura de la época antigua tardía, copas de procedencia islámica y objetos litúrgicos de la edad moderna elaborados con filigrana en las conocidas orfebrerías venecianas. El Tesoro se completa con objetos litúrgicos adicionados posteriormente, por donaciones de pontífices o de príncipes europeos o de los Dux mismos.