La Piazzetta San Marcos es la puerta de entrada a Venecia. La ciudad fundada sobre el mar y abierta a los comercios mediterráneos no podía más que tener el ingreso principal abierto en el agua: desde aquí se accedía al corazón de los edificios públicos, sede del poder de los Dux. Procediendo del mar, los visitantes antiguamente estaban fascinados por el tamaño del Palacio Ducal, obra maestra de arte gótica e imponente estratificación de elementos arquitectónicos y decorativos. El Palacio, fundado sobre gráciles arcaturas estribadas en espléndidos capiteles, es la imagen misma de la potencia y solidez de la Serenísima, fundada sobre las aguas, como la misma residencia del Dux. El visitante distinguía la Piazzetta con un recorrido hacia la Basílica de San Marcos dentro de un juego de perspectivas entre las escenográficas de todos los tiempos. Entre las dos columnas graníticas altas y monumentales, provenientes del cercano Oriente y llevando en sus ápices los símbolos de los santos protectores de la Serenísima, se introduce un escorzo hacia el pórtico de la iglesia, donde en la fachada meridional se abría la Puerta del Mar, el verdadero acceso al corazón de San Marcos en Venecia.
Hoy en día, en un solo panorama la Piazzetta reúne toda la magnificencia de los comercios venecianos. San Teodoro, el antiguo patrón, con el león de San Marcos, el nuevo patrón de la reina de los mares, dominan las columnas desde lo alto. El Palacio del Duque, a la derecha, con el acceso de la Puerta de la Carta, que conduce a los archivos y a los departamentos del dux. La puerta está vigilada por los Tetrarcas y los pilares llamados “de Acre”. El pórtico de la Basílica está traslapado por la famosa cuadriga de los caballos: todas las obras que indican el vínculo y la fuerza de Venecia en oriente. En el otro lado de la Piazzetta se encuentra el campanario, símbolo de la ciudad. A sus pies las construcciones del a Librería de San Marcos en las formas deseadas por Jacopo Sansovino.