Admirada y celebrada por el prestigio, la riqueza y la elegancia de su colección de antigüedades, la Tribuna de Palacio Grimani perdió con el tiempo la función de Antiquarium, museo privado verdadero, para el cual se organizó en origen. Retiradas las estatuas griegas y romanas, la sala, de proporciones relativamente modestas, se presenta hoy despojada, y el visitante puede apreciar sólo la sofisticada arquitectónica que recalca en el siglo XVI la disposición de las esculturas. Aún vacío, el valioso cofre emana sin duda alguna una fortísima fascinación, acentuada por la presencia de una sola obra, el grupo de mármoles de Ganimedes raptado por el águila, que le ha sido referido recientemente, colgado en lo alto, como hace un tiempo, al centro de la Tribuna.